El flamenco

El flamenco, como música de tradición oral que es, bebe del repertorio popular, preferentemente andaluz, pero también del hispano, español e hispanoamericano. De ahí que desde el punto de vista formal esta música adapte los elementos formales propios de esa tradición. Esa fusión étnica que hoy es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, tiene orígenes inciertos y nebulosos, incluso para los más leídos profesionales del género.

La Historia del Flamenco está llena de vacíos, de hipótesis, de mitos y de falsas creencias. Y son estas precisamente las que lo hacen tan interesante.

Unos defienden su origen gitano, otros el origen árabe y otros su nacimiento en territorios cristianos. Hay una querencia natural a creer la teoría que se acerca más a nuestra etnia, y esto será siempre una discusión difícil de cerrar.

PALOSANTO TABLAO FLAMENCO

Historia y fusión

Esto también nos habla de la fusión que es y ha sido el Flamenco desde el minuto uno. Pues a estos puertos arriban los gitanos en su larga diáspora desde que son expulsados de la India, después de siglos establecidos a las orillas del Gran Nilo (Recordemos aquí que la palabra gitano es una corrupción de “egipciano” pues en un primer momento se pensaba que provenían de Egipto). Pero por estos puertos antes habían entrado los griegos y los romanos, después los árabes y hasta los vikingos que llegaron hasta Sevilla.

Todos a su paso compartieron sus canciones e instrumentos, pues la música se creó para compartir, es de las artes la más colectivas, participativa y amoldable al momento. Aquí empieza la fusión y la divina confusión de nuestro flamenco.

Cada letra flamenca es una gota de esencias, un microcosmos fruto de la inspiración popular, en primera persona y desde el corazón.

Las letras flamencas recorren toda la gama de sentimientos humanos, de la alegría a la pena y la tragedia, todas las vivencias se relatan cantando. Añadiéndose, además, la sal de la picaresca andaluza, el doble sentido y otras formas de expresarse a lo flamenco.

PALOSANTO TABLAO FLAMENCO

Los estilos

Los estilos flamencos responden a un esquema formal que podemos considerar común, con naturales excepciones. Todos se suelen preludiar con una introducción de guitarra y concluir con un cierre también de sonanta. Entre los cantes se tocan variaciones, pequeños interludios de guitarra propios de cada estilo, y falsetas a modo de composición o solo. Mientras las variaciones sirven para enlazar los cantes, la falseta tiene una entidad musical autónoma, siempre claro está dentro de los cánones del estilo en cuestión.

Uno de los principales obstáculos que encontramos a la hora de comprender la música flamenca es el compás, la métrica sobre la que se realizan los diferentes estilos.

El flamenco cubre con creces el sistema métrico de la música tradicional hispana poniéndola a su servicio para construir una música de carácter universal. Los flamencos miden su música en compás ternario, binario y el característico de amalgama (binario + ternario).

Algunos estilos, muchos diríamos, han optado por una rítmica que no adopta un compás determinado, son los llamados estilos libres, como por ejemplo las malagueñas, tarantas o granaínas, tonás.

Cientos de cantos distintos se agrupan en un todo, clasificados en lo que llamamos “palos”, cada uno con sus tiempos y compases que hacen al flamenco muy extenso y complejo. Son tantos los palos y tan diferentes, que no hay estudioso, grupo o peña flamenca que no haya intentado ponerles orden y tiempo, por ver si esto ayuda a desvelar sus secretos.

El origen

La forma que todos eligen para ello es la de un árbol genealógico. Ninguno coincide pero todos se parecen. La base troncal son los cantos primitivos sin acompañamiento: la toná y sus versiones para cada oficio; el martinete que procede de las fraguas, las carceleras, los cantes de trilla, las saetas… Y a partir de aquí comienzan las ramas a abrirse, y por una se va el Fandango y todas sus variables geográficas. Por otra se va la Soleá y la seguiriya creando las ramas más gitanas, por otra rama se van los cantes de ida y vuelta; los que viajan a América y vuelven en forma de Rumba, guajiras, milongas, garrotines… y así van llenando de ramas y hojas este frondoso y rico árbol de los cantes flamencos.

Quizás pienses que cuando hayas aprendido las ramas de este milenario árbol igual sabes algo de flamenco. Pues nada más lejos, ahora deberás escuchar, escuchar y escuchar hasta llegar mínimamente a distinguir un palo de otro. Algunos son relativamente fáciles de distinguir, otros endiabladamente difíciles

Todo ello hace que el flamenco sea un género musical increíble, que tenga una gran fuerza emotiva, un ritmo y una emoción que muy pocos poseen.

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